"Lo malo de la gran familia humana es que todos quieren ser el padre" (Mafalda)

jueves, 24 de febrero de 2011

A toda velocidad



PUBLICADO POR LA LETRA E
A partir de 12 años


- Piloto de motociclismo.
Eso es lo que Juan respondía cuando la gente le preguntaba qué quería ser de mayor. Tenía once años y todos le miraban extrañados, pero nadie decía nada.
Le encantaba quedarse en la cama los domingos por la mañana viendo en la televisión las carreras de motos. Y dibujando. Desde la ventana de su habitación veía un montón de árboles y le gustaba observar la naturaleza, sobre todo las hojas. Las pintaba de todas las formas y colores. Y en cualquier época del año: verdes, marrones, rojas…
Las motos en cambio le gustaba recortarlas de las revistas y hacerse sus propias fichas de escuderías y pilotos.
Un día, su primo Ángel, harto de las historias de motos de Juan, le respondió muy enfadado:
- Pero tú no tienes piernas y así no se puede conducir una moto.
Desde su silla de ruedas, Juan, muy serio, le respondió:
- Me pueden poner unas de plástico para correr, ¿no lo sabes? Lo he leído en una revista.
Llegó el otoño y su jardín se llenó de hojas caídas. A Juan le emocionaba correr con su silla por encima de ellas cogiendo gran velocidad e imaginando que era un circuito. Soñaba con ello siempre.
El 7 de enero Juan descubrió con alegría su gran regalo de Reyes: un casco de moto con visera y todo. Era negro y tenía un dibujo principal: una hoja de árbol muy roja que destacaba incluso en la oscuridad.
Desde ese día, los domingos por la mañana se ponía su casco y salía a pasear por el jardín. Y era él quien tomaba las curvas a gran velocidad.

miércoles, 9 de febrero de 2011

LA HOJA Y EL ÁRBOL




Autor: Letra GR
A partir de 8 años

Sabiendo que va a morir
la hoja seca en el otoño
le pide al árbol por fin
un deseo perentorio

Quiero yo en moto subir
es mi gran felicidad
pues nadie debe partir
sin algo cumplimentar

El árbol piensa sesudo
cómo cumplir su deseo
pues moteros no hay ninguno
ni siquiera en el paseo.

Habla con su amigo el viento,
le pide que busque una.
Me sirve cualquier invento
pero no encuentro ninguna

El árbol quiere acatar
los deseos de la hoja
más no es fácil alcanzar
lo que a esta se le antoja

Hojita ya estoy cansado
yo no te puedo agenciar
lo que me has solicitado
para echarme a descansar

Pues me quedo un año más
con pegamento en el tallo
a ver la moto pasar
esperaremos un año

Las motos nunca circulan
por los jardines del barrio
Las hojas te manipulan,
grita el viento de extrarradio

Y así se han quedado juntos
la hoja seca con el árbol
Los años pasan en punto
la hoja seca lleva un casco.

lunes, 31 de enero de 2011

ODALISCA EN MOTO EMBALSAMADA



Autor: Letra A
Mayores de 16 años

Salí de madrugada, ciego de viento y asfalto
Y me encontré con tu cabello, negro y ensortijado
No supe desviar la mirada y me enredé en tu pelo
Con el construí una alfombra para pisar con mis ruedas ya gastadas.

Galopamos entre el rugir de motores
Sudamos, gritamos, giramos, viramos
Nos despedazamos, nos recompusimos
Odalisca en moto embalsamada

Cuando creí perder tu silueta
Y me bebí todo el asfalto alado
Me topé de nuevo con tu pelo
En forma de árbol enmascarado

Y las hojas cayeron en forma de pechos exaltados
Y me cubrieron de nuevo fundiendo mis frenos asustados
Y así uno tras otro ahogué los motores y caballos
Entre tus labios veloces y tu cuerpo vestido de cabellos
Negros, brillantes y adamascados.

domingo, 23 de enero de 2011

Un verano veloz



AUTORA: Letra Z
A partir de 8 años


Tiene esta historia un par de personajes
la niña triste y el loco de los trajes.

La niña triste soñaba junto al mar
con otros mundos, con irse a otro lugar.

El de los trajes era un aventurero,
algo golfo, simpático y motero.

Trabajaba en una tienda de disfraces
por eso le llamo el loco de los trajes.

La niña triste montaba en bicicleta
y el niño era muy rubio y gran atleta.

Los personajes se tienen que encontrar
¿calle, playa o puesto de un bazar?

¿Necesito que me hagas un favor?
dice la niña con algo de temor.

¿Podrías darme aire, todo el que puedas?
se han desinflado enteras las dos ruedas.

Pareces triste, dice el aventurero
sólo te falta un buen traje de cuero.

¿Y para qué? Yo sólo quiero aire.

Aire tendrás, ahora lo verás.

Y entonces saca como de la nada
su moto azul león metalizada.

La niña triste sonríe bajo el casco
¡Qué sensación de vida! ¡No es un chasco!

El sol, el aire, la velocidad
¡Esto sí es terapia de verdad!

De pronto en una curva sinuosa
niña y motero se olvidan de una cosa:

mientras conduces no se puede hablar
y eso es algo que no has de olvidar.

Han acabado los tres bajo un arbusto
llenos de hojas y pinchos, ¡vaya susto!

Ha pasado el verano en un latido
y todo esto ha tenido algún sentido.

Y cuando vuelve la melancolía
ambos recuerdan: lección de ortografía
bailes y vueltas y noches de alegría.

jueves, 13 de enero de 2011

EL VUELO DE UN GUSANO


AUTOR: letra B
Edad: 10 años

Esta historia comienza en un manzano
y va sobre la vida de un gusano
que se hizo millonario de repente
con su empresa de viaje en parapente.

Su nombre era Gustavo y de pequeño
tenía a diario el mismo sueño:
viajar por todo el mundo en libertad
manejando una moto de verdad.

Coleccionaba anuncios y revistas
sobre las motos y motociclistas.
Con paciencia se construyó una moto
y tejió un lindo traje de piloto.

Su madre a diario le decía:
“lo de la moto es una tontería”
Has construido ese cacharro en vano,
pues no podrá correr sobre el manzano.

Para aprender hizo falta un buen susto
pues tuvo un accidente en el arbusto.
Cayó al suelo, rompió contra las matas
la moto, el casco y treinta y cinco patas.

Estuvo varios meses de reposo,
con un dolor de patas espantoso,
pensando en qué podría inventar
para volver de nuevo a viajar.

¿Tendré que resignarme en esta vida
a una existencia plana y aburrida?
Yo quiero volver a sentir que vuelo
sin darme otro porrazo contra el suelo.

Así, entre pensamiento y pensamiento,
llegó una racha muy fuerte de viento
arrancando varias hojas sin piedad
que salieron volando por la ciudad.

Entonces Gus tuvo la inspiración
¡aún puedo vivir la sensación!
Podré volar por fin tranquilamente
si hago con las hojas parapentes.

Creó un sistema de cuerdas y nudos
que aseguró a la hoja concienzudo.
Recorrió todo su árbol anunciando:
¡Vengan a ver a un gusano volando!

Aunque así lo parezca, yo no miento:
fueron miles de insectos al evento.
Entonces Gus salió de entre la gente
y se tiró al vacío en parapente.

Voló con suavidad entre las ramas
con vítores, aplausos y proclamas.
¿Dónde hay que apuntarse para probar?
¡Nosotros también queremos volar!

En solo dos semanas ya tenía
una lista de espera de cien días.
Montar en moto ya no le divierte
porque ahora prefiere el parapente.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Los dragones sí leen


Relato y reseña publicada por la Letra E.
Para 8-9 años



- Los dragones no pueden leer.
- Pues yo te puedo presentar uno que sí. Y se llama Leo.
Jésica y María hablaban en el patio del colegio. María estaba acostumbrada a que su amiga Jésica le negara siempre en sus juegos y aventuras, decía que las niñas con ocho años como ellas tenían que preocuparse de otras cosas.
- El sábado voy a ir a verlo con mi hermana, si quieres te puedes venir.
- Vale, pero los dragones no pueden leer.
- Verás como sí.
El sábado por la mañana, María y su hermana Cristina pasaron a recoger a Jésica. Tomaron el metro y las dos niñas no paraban de hablar con Cristina acerca de lo que había ocurrido durante la semana en el colegio.
Por fin llegaron a la calle Sagunto número 20, ante la puerta de la librería El Dragón lector.
- ¡Pero si es el nombre de una librería! Me lo imaginaba- dijo Jésica.
Entraron las tres en la librería y allí estaba Pilar, su dueña que las saludó. Fue María quien habló primero.
- Dice mi amiga Jésica que los dragones no pueden leer, pero yo le he dicho que Leo el dragón lector, sí que puede.
- Lo mejor es que deis una vuelta por la librería y que comprobéis si es verdad o no- dijo Pilar.
Mientras Cristina hablaba con Pilar, las dos niñas comenzaron a echar un vistazo por la librería.
- ¿Qué habrá detrás de esa cortina? – preguntó María.
Las niñas se cogieron de la mano y atravesaron la cortina roja. Había poca luz, pero pudieron ver en el suelo un libro de pastas azules que se titulaba Leo, el Dragón Lector. Se agacharon y de pronto al abrirlo ocurrió algo increíble: las dos niñas se hicieron tan, pero tan pequeñitas que tenían el mismo tamaño de una de las letras del título del libro.
- ¡Eh! ¿Qué está pasando?
- ¡Que alguien nos ayude!
Y de pronto Leo, el dragón de la portada, bostezó, cogió a las dos niñas en su espalda y comenzó a volar.
Comenzaron a recorrer toda la librería. Al principio las niñas estaban muy asustadas, pero enseguida disfrutaron del vuelo. Iban de estantería en estantería, entrando en todos los libros. Primero entraron en un libro de piratas y desde el aire vieron como abordaban un barco inglés; en otro libro de castillos y espadas, asistieron a la boda de un príncipe y una princesa y también fueron testigos en otro libro de cómo un ratón detective resolvía un caso de gran misterio.
De vez en cuando pasaban volando cerca de Pilar y de Cristina, pero estaban tan distraídas hablando que ni se daban cuenta del vuelo del dragón y las dos niñas. Finalmente entraron en un libro de vampiros donde siempre era de noche y acabaron aterrizando otra vez en la salita tras las cortinas. Leo el dragón volvió a bostezar y las niñas crecieron hasta su altura normal.
- ¿Vamos a contar esto? – preguntó Jésica.
- Mejor que no, porque nadie nos creería, como te pasaba a ti, que no creías nada- respondió María.
Al salir de las cortinas la librería ya estaba llena de niños y niñas sentados alrededor de un chico que comenzó a contar un cuento. Las dos niñas se sentaron en primera fila justo cuando comenzaba el cuento.
- Había una vez un dragón que no paraba de bostezar…

Fin

miércoles, 15 de diciembre de 2010

EL BUHO Y LA ALONDRA


letra GR

Es una historia muy triste
de amores desencontrados
El señor búho y la alondra
se habían enamorado.

El se llamaba Gervasio
le gustaba trasnochar
Ella era Catalina
solo quería madrugar

Se encontraban un momento
entre la noche y el día
y en solo cinco minutos
en peleas se perdían

Eres un buho juerguista
Catalina le gritaba
Y tu una aburrida alondra
que no sirves para nada.

Pero pronto amaneció
él se tuvo que marchar
Se fue triste pues tenía
poco tiempo para hablar


Pasaron así los meses
pensando en cómo lograr
amarse solo un ratito
sin tener que pelear

Gervasio siempre pensaba
que ella un día cambiaría
Ella por su parte era
consciente que no lo haría

Sufrieron durante un tiempo
hasta que al fin se casaron
Su amor se fue por la borda
pues cambiarse no lograron